El tiempo libre, el ocio y la recreación |
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Doctor en Ciencia de la Cultura Física. Master en
Ciencia en Actividad Física en la Comunidad Profesor Auxiliar de la Universidad de Ciencias de
la Cultura Física y el Deporte. Facultad Holguín Especialidad Recreación Física |
Jorge Luis Mateo Sánchez (Cuba) |
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires - Año 19 - Nº 193 - Junio de 2014. http://www.efdeportes.com/
Introducción
Abordar
aspectos relacionados con el tiempo libre, el ocio y la recreación en la
actualidad no resulta tarea fácil, el mayor problema, a criterio de este autor,
radica en el hecho de que se usen indistintamente y muchas veces como sinónimos
(tiempo libre igual al ocio, ocio igual a la recreación), aspecto estos que
conduce a un análisis y la toma de posición sobre una base
dialéctico-materialista.
En este
análisis, se asume el planteamiento de Carl Marx de que el tiempo libre
presenta en sí mismo, tanto el ocio como el tiempo para una actividad más
elevada, asumiendo esta como la recreación. A partir de la posición asumida, a continuación,
se realiza un análisis crítico de las principales tendencias en la
interpretación de dichos conceptos y se plantean las posiciones del autor como
contribución al debate que en relación a estos temas hoy se dan dentro de la
comunidad científica a nivel nacional e internacional.
Desarrollo
El tiempo
libre
En la
literatura contemporánea el tema del tiempo libre es muy polémico, son diversas
las concepciones existentes en torno al mismo, si se tiene en cuenta que
algunos autores consideran que tiene tantas interpretaciones como investigadores
han incursionado en él.
A partir
de la segunda mitad del siglo XIX y fundamentalmente durante el siglo XX se
desarrollaron dos grandes tendencias diametralmente opuestas en el análisis del
fenómeno del tiempo libre a las que se pueden denominar burguesa y marxista.
La
concepción burguesa preconiza una supuesta civilización del ocio, dentro de la
cual los sujetos sociales son concebidos como consumidores de la industria
cultural capitalista; mientras que la tendencia marxista concibe el tiempo
libre como un elemento de trascendental importancia en la formación integral de
la personalidad.
A pesar
de estar influenciadas por diferentes corrientes epistemológicas que hacen
bastante heterogéneas las posiciones burguesas respecto al tiempo libre, es
posible constatar algunos elementos en las obras de sus máximos exponente como
Veblen (1899), Lynd (1929), Mead (1957), Rosenberg y White (1957), Larrabe y
Meyersohn (1958), que por su generalidad caracterizan a esta tendencia.
Hernández Mendo (2000) considera los siguientes:
a.
Subjetivismo: se concibe el tiempo
libre como la vivencia de un estado subjetivo de libertad.
b.
Individualismo: se considera que
el tiempo libre pertenece a una esfera diferente a lo colectivo, porque no
depende de los demás, sino que es individual.
c.
Liberalismo: se destaca que el
tiempo libre es privado por lo que la sociedad no puede determinar su empleo
personal.
En
síntesis, afirma Hernández Mendo (2000) “En la concepción burguesa se observa
una triple actitud: subjetiva en lo psicológico, individualista en lo
sociológico y liberal en lo político”.
Esta
concepción presenta al tiempo libre como opuesto al trabajo, sin relacionarlo
con las condiciones socio-económicas que posibilitan su disponibilidad y uso de
acuerdo al nivel de las necesidades en cada sociedad concreta, ocultando con
ello su carácter clasista, insiste en la “espontaneidad” y “naturalidad” del
tiempo libre para ocultar las condiciones socioculturales de este fenómeno,
favoreciendo un empleo del tiempo libre individualista, el cual fortalece la
alineación de la personalidad y solo sirve a los intereses de la industria
cultural del capitalismo.
Al
respecto Rodríguez (1982), considera que: “El trabajo visto como un objeto
extraño y el tiempo extralaboral como industria del ocio para el burgués, hacen
que en el capitalismo el presupuesto de tiempo carezca, en todos los aspectos,
de su contenido como formador del hombre, de sus capacidades, de sus
potencialidades, como elemento fundamental del desarrollo social, se le concibe
como una cuestión esencialmente individual, encaminada a la búsqueda del modo
de vida capitalista”.
La
concepción marxista del tiempo libre tiene su iniciador en Marx, a diferencia
de la burguesa presenta una cierta unidad de criterio. Desde la perspectiva
marxista el tiempo libre es una parte específica del tiempo de la sociedad, por
tanto no es contrapuesto al tiempo laboral, sino que existe una fusión entre
ambos, concibiéndose el empleo del tiempo libre como un elemento de gran importancia
en la formación integral de la personalidad.
Se
insiste como en que el tiempo libre no es solo ocio y placeres, sino que
además, en ese espacio de tiempo el descanso activo debe ocupar una parte
importante, durante el cual el hombre pueda dedicarse a realizar actividades de
interés social y en su propia formación.
El autor
del presente trabajo, considera que el tiempo libre no puede verse aislado del
tiempo social, este estructurado según Rolando Zamora y Maritza García (1988),
en tiempo de trabajo: tiempo de trabajo necesario y tiempo
de trabajo adicional, y tiempo
extralaboral: tiempo de
ocupaciones necesarias y tiempo libre, y que como parte de este está
estrechamente relacionado con la actividad laboral y ambos se complementan. Se
coincide con Aldo Pérez (2003), con que el tiempo disponible socialmente
determinado para la realización de actividades recreativas, no es tiempo de
recreación, no es tiempo libre, sino cuando se dan ciertas condiciones
socioeconómicas que posibilitan satisfacer en un nivel básico, las necesidades
humanas vitales que corresponde a la sociedad específica.
Sustentado en los argumentos expuestos anteriormente se considera que el tiempo libre es aquella parte del tiempo social
que el sujeto dispone para la realización de actividades que no forman parte de
sus obligaciones, una vez satisfechas sus necesidades básicas.
El ocio
Al ocio
desde su propio surgimiento le fue asignado un doble significado al ser
considerado como tiempo contrario al trabajo y como actividad de ese tiempo
libre de obligaciones, esto ha provocado que a través de su historia haya
tenido múltiples interpretaciones, muchas de ellas contrapuestas.
En su
análisis se encuentran tres tendencias fundamentales, al ser abordado como
tiempo, como actividad o como experiencia.
Entre
los principales exponentes de la primera aparecen autores como Rodríguez y
Zambrana (1987), Clawson, citada por Aguilar (2000) y Hernández (2000).
·
“Entendemos al ocio como parte del
tiempo libre de las personas”. (Rodríguez
y Zambrana, 1987).
·
“El ocio es un período de tiempo”. (Clawson
citada por Aguilar, 2000).
·
Hernández (2000) entre otras apreciaciones
sobre el ocio dice que “podemos
considerarlo como medida de tiempo y equivale en realidad al tiempo libre”.
En los
que se inclinan por definirlo como actividad tienen a Dumazedier (1964),
sociólogo por excelencia, a uno de sus principales representantes, además de
autores como López (1982) citado por Torres (1999).
·
“El ocio es un conjunto de
ocupaciones a las que el individuo puede entregarse de manera totalmente
voluntaria, sea para descansar, sea para desarrollar su información o su
formación desinteresada, su participación social voluntaria, tras haberse
liberado de sus obligaciones profesionales, familiares y sociales”. (Dumazedier,
1964).
·
“El ocio es toda actividad
formativa realizada dentro del tiempo libre”. (López,
1982 citado por Torres, 1999).
Definir
el ocio como experiencia es una tendencia aparecida a través de autores como
Trilla (1989) y Cuenca (1999).
·
“El ocio se conforma como una
actitud, un comportamiento, algo que tiene lugar durante el tiempo libre y que
no importa tanto lo que se haga sino el como se haga, el ocio,
independientemente de la actividad concreta de que se trate, es una forma de
utilizar el tiempo libre mediante una ocupación libremente elegida y realizada
cuyo mismo desarrollo resulta satisfactorio o placentero para el individuo”. (Trilla,
1989)
·
“Entendemos el ocio como una
percepción personal, un modo de ser y estar, influido por diversos factores
como la edad, el contexto socioeducativo, cultural, económico y familiar. Como
una actitud de búsqueda de valores, relaciones y vivencias. Como un espacio
formativo básico para el desarrollo personal y un área específica de la
experiencia humana, con sus beneficios propios: autonomía, libertad de elección
y realización, creatividad, satisfacción, disfrute y motivación intrínseca en
su desarrollo”. (Cuenca,
1999).
Asumiendo el planteamiento de Marx de que "el tiempo libre presenta en sí
mismo, tanto el ocio como el tiempo para una actividad más elevada…”. Se
coincide con aquellos que consideran que el ocio es un período de tiempo, pero se discrepa con los que
afirman que es sinónimo del tiempo libre. Se coincide también con Torres
(1999), en que sería inexacto definir el ocio como actividad opuesta al trabajo
profesional, pues se observa que existen muchas actividades, además del
trabajo, que no se pueden considerar como verdadero ocio, por ejemplo las
actividades biofisiológicas y las actividades domésticas, entre otras.
A partir
de los elementos anteriores se entiende que el
ocio es parte del tiempo libre de las personas y se considera que durante el
tiempo libre que se dedica al ocio, es cuando los sujetos cubren la necesidad
de reposición de las energías gastadas en el proceso productivo, basado
fundamentalmente en descansos y entretenimientos pasivos.
La
recreación
La
palabra recreación es escuchada hoy en muchas partes y su amplia variedad de
contenido trae consigo que cada cual la identifique desde diversos ángulos
sobre la base de la multiplicidad de formas e intereses.
La
recreación es un concepto que evoluciona en torno al tiempo libre y al ocio, y
como los anteriores es objeto también de numerosas interpretaciones y definiciones.
Las tendencias fundamentales en la conceptualización de la recreación son las
que están dirigidas a verla como actividad o como experiencia, sin negar la
existencia de otras concepciones.
En
consonancia con la primera tendencia se encuentra, entre otros, a Pastor
(1979), Neumeyer citado por Aguilar (2000) y Vilas (2002).
·
“La recreación es todo tipo de
actividades realizadas dentro del ocio o tiempo libre, no sujetas a normas o
intereses laborales, con carácter voluntario y amateur y capaces de desarrollar
la personalidad y de ofrecer al hombre una plataforma desde la cual pueda
compensar las carencias y déficit surgidos en el resto de ámbitos y momentos de
su existencia”. (Pastor,
1979)
·
Neumeyer considera que “la recreación requiere ser
cualquier actividad que se lleve a acabo durante el ocio, ya sea individual o
colectivamente, que es libre y placentera y que no se requiere de otro
beneficio mas allá que el de haber participado en ella”. (Neumeyer citado por Lupe Aguilar,
2000)
·
Fabián Vilas considera que la
recreación se constituye desde dos aspectos, uno antropológico y el otro el
institucional. Desde el
punto de vista antropológico define a la recreación como “el conjunto de
actividades y/o acciones que tienen como objetivo el desarrollo pleno del
sujeto en su contexto social y en el marco de su libertad para elegir. Y que
están atravesadas por un sentimiento de placer y renovación permanente”. (Fabián Vilas, 2002)
Los que
la consideran como experiencia están representados, entre otros, por Kelly
(1984), Lezama (2000) y Cuenca (2004).
·
“La recreación es vista más desde
la experiencia que desde la actividad y tiene la ventaja de mostrar los
aspectos no evidentes y los variados significados que un sujeto puede encontrar
en una diversidad de actividades”. (Kelly,
1984)
·
“La recreación es un estado de
conciencia en el que predominan los sentimientos de placer, bienestar y
satisfacción fluctuando en diversos niveles de intensidad y que ocurren en el
tiempo libre como resultado de experiencias y actividades de tipo lúdico,
físico y estético a las que se conoce como actividades recreativas”. (Lezama,
2000).
·
“La recreación debiera ser, una
vivencia integral relacionada con el sentido de la vida y los valores de cada
uno y coherente con ellos, una experiencia de re-creación, que crea ámbitos de
encuentro o desencuentro, se diferencia de otros tipos de ocio por su
potencialidad para llevar a cabo encuentros creativos que originen desarrollo
personal”. (Cuenca,
2004).
Se
coincide con Fabián Vilas (2002) en que la recreación en la actualidad se
constituye desde dos aspectos, uno el antropológico y el otro el institucional.
Como plantea Vilas la recreación desde una visión antropológica es un fenómeno
que permite el acceso a nuestro patrimonio cultural común. A esta se puede
situar como una toma de posición que facilita esa necesidad de encuentro,
diversión, placer y libertad.
Desde
esta perspectiva se asume la concepción de este autor cuando desde el punto de
vista antropológico define a la
recreación como: “El conjunto de actividades y/o acciones que tienen como
objetivo el desarrollo pleno del sujeto en su contexto social y en el marco de
su libertad para elegir. Y que están atravesadas por un sentimiento de placer y
renovación permanente”.
El
aspecto institucional está dado por las formas institucionalizadas de
recreación, a la que se puede denominar: “Recreación Organizada” (Vilas, 2002),
“Recreación Dirigida” (Mesa, 2001) o “Recreación Educativa” (Waichman, 1998).
Desde
esta perspectiva la recreación se convierte en un modelo de intervención
socioeducativo donde la actividad recreativa se desarrolla a través de
procesos, teniendo lo educativo como rasgo característico y donde los
recreadores y animadores juegan un papel trascendental como facilitadores de
este proceso.
En este
sentido se asume la concepción aportada por Waichman (1993), quien considera
que: “Desde la visión
pedagógica - no didáctica - y desde el sistema educativo - no desde el punto de
vista individual o personal – podemos definir la recreación como educación en y
del (o para) el tiempo libre”.
Conclusiones
Con el
análisis realizado en relación con los conceptos de tiempo libre, ocio y
recreación, ha quedado claro que aunque estos están muy relacionados entre sí,
existen rasgos muy particulares a cada uno de ellos, que hacen imposible
considerarlos como sinónimos, en cualquiera de las variantes que en la
actualidad subyacen: entender al tiempo libre igual al ocio o al ocio igual a
la recreación.
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